Esta semana estoy en París y al llegar a esta ciudad recordé el aprendizaje que me dejó el Diplomado del Cacao and Chocolate Institute de la Universidad de Harvard (fui becada en 2019).

Recordé esos tres días previos al Salón du Chocolat de París de ese año en los nos explicaron la relación del chocolate y el lujo y digamos que eso se me quedó en el cuerpo para siempre. Cada vez que vengo a París me dedico a estudiar todo lo que puedo los templos del lujo como Louis Vuitton y esta vez con más razón: este emporio abrió su primera chocolatería.

Es que Carla Martín y José Ganem, almas del FCCI (Fine Cacao and Chocolate Institute de la Universidad de Harvard), consiguieron invitar al diplomado a los expertos de estas casas para hablar de los cambios del sector del lujo en los últimos 30 años. Aprendimos que antes el lujo era exclusividad y ahora está bastante masificado (no hace falta más que ver la ampliación de tiendas en calles como Les Champs Élysèe y las filas afuera).

Antes las marcas se mostraban como “inalcanzables”, ahora desarrollan productos para que sus tiendas se llenen de “ticket bajos”. Incluso hay un fenómeno que analizaremos otro día: el “crossmarketing” con ejemplos como L’Occitane en Paris que “comparte local” con el pastelero Pierre Hermé.

Hoy te llevaré a la chocolatería de Louis Vuitton, una iniciativa tan celebrada como criticada.

Chocolates de la tienda Louis Vouitton de Paris

CHOCOLATES EN PARÍS

En esta ocasión he hilado mis aprendizajes con mis ganas de recorrer París y sobre todo de comer mucho chocolate. Paris siempre sabe a chocolate. Me fui al showroom de Louis Vouitton en Quai de la Mégisserie y me dediqué a estudiar cada centímetro de tienda, cada movimiento del personal, cada palabra de las respuestas que me dieron sobre algunas dudas.

Y por supuesto: me comí un pastel de chocolate con los logos de la marca. Pero el punto de partida para mí fue el precio: ¿cuánto puede cobrar LV por una tableta de chocolate? Y es que en este espacio que combina tienda y galería han desarrollado un concepto de pastelería efímera con postres firmados por Maxime Frédéric, exhibidos en cubos de cristal y una tienda de chocolates en las que puedes comprar desde bombones, tabletas y pastas untables.

Las cajas en las que te llevas tus chocolates son iguales a las que tendría un bolso de 3 mil euros o de un “Charms”, una especie de llavero o mascota de la marca que puede costar 1.500 euros (casi más que un bolso pequeño). De hecho, es interesante ver cómo la marca busca a través del chocolate potenciar la fascinación de este nuevo objeto de culto, pues entre la chocolatería y la tienda instalaron una escultura de chocolate de unos 2 metros dedicada a este producto.

EL CHOCOLATE Y EL LUJO

El chocolate y el lujo es uno de los temas más abordados en mis conferencias: un tema que si bien lo hemos discutido en los cursos de marketing y chocolate y que saltó a la conversación masiva gracias a vídeos de redes sociales. Justo cuando se anunció la creación de un huevo de Pascua, en febrero de 2025, también creación de Frédéric, aparecieron vídeos de “rupturas accidentales” (en una ocasión fue un cantante en México y en otro una compañera de piso de una chica que lo había dejado en la nevera). Anécdotas que sirvieron para hablar de esta creación, bautizada como “chocolate egg bag” que imitaba un mítico bolso de la marca diseñado por el director artístico Nicolás Ghesquière. El precio de este huevo de pascua “de alta costura” era de 225 euros.

Chocolate oscuro en su estructura y con leche en sus asas con una tableta en su interior de gianduia de avellanas, también se diseñaron huevos más pequeños con caramelo, pistachos, vainilla y hasta crujiente de trigo sarraceno que se vendieron en empaques de tres ó 6 y como una especie de “mona” el charm que luce como la “mascota” de los bolsos o el símbolo más infantil de la marca.

Esta iniciativa destapó al mundo el desarrollo de chocolaterías de la marca en ciudades como Shangai, Singapur, NY y por supuesto París. También puso sobe la mesa un tema fascinante: ¿Cuánto puede costar un chocolate hecho por un chef de alta cocina de la mano de una firma de alto costura?

LV cobra 20 euros por una tableta de chocolate (sin especificar ni el origen ni el porcentaje de cacao) y por una caja de bombones de 120 unidades, 35 euros y 50 por sus pastas untables. Es decir LV rompió la barrera de precios que hasta ahora había conseguido marcas como la ecutoriana To’ak con su tableta en caja de madera por 210 dólares.

LECCIONES DE MARKETING

¿Qué tiene de especial esta iniciativa? ¿Qué podemos aprender? Creo que se abren posibilidades para artesanos chocolateros de países donde se instalen tiendas de esta marca, porque si bien las recetas las establecerá su chef, siempre será más fácil mover producto localmente. Hay tiendas de LV en México, Panamá, Chile…

También podemos copiarles en nuestros emprendimientos y tener productos «caros» porque curiosamente esa también puede ser la motivación de muchos de nuestros clientes. O mejor; creo que dado que el chocolate ha aumentado de precio que haya marcas así nos ayuda a que la percepción del producto se encamine y que el precio elevado sea concebido como algo “natural”. Y si, el chocolate fino es un bien de lujo, accesible, pero lujo al fin.

Otra fórmula es hacer lo que ha hecho Panamá que busca imitar el éxito de su café Geisha, de los más caros del mundo con su cacao. Se trata de jugar justamente con el elemento de lo limitado de la producción para encarecer el precio. El cacao panameño también juega con una de las certificaciones más apetecibles en mercados como el suizo y el alemán la de «cacao orgánico»

Fin de fiesta. He celebrado la iniciativa de LV, pero creo que está próxima a llegar a su fin y esto también nos invita a reflexionar. Las chocolaterías de la marca LV comienzan a cerrar, la primera ha sido en China, la tercera que abrieron después de esta de París y la de Singapur. La marca ha dicho que “cerró su ciclo operativo” pero algo interesante, que justamente habla de precios: los chinos llamaron a esta chocolatería “el lugar donde puedes comprar el producto más barato de LV”. ¿La empresa habrá cerrado porque justamente el chocolate trastoca su posicionamiento? Finalmente, con el chocolate consiguieron acercarse al consumidor que precisamente no puede ni podrá permitirse uno de sus productos de piel.

Esta empresa en 2025 mostró una caída de 4% en la primera mitad de año. Los márgenes tan ajustados del producto gourmet pudieran explicar parte de esta decisión. Además, en mi humilde opinión, más allá de los logos el producto no tenía un elemento muy diferenciador. Y pues ¿quién quiere ganar 3 euros por un pastel si puede ganar miles por un bolso? Y no, el cliente de LV no necesita olor a chocolate para entrar a sus tiendas y los bolsos no tienen caducidad, al contrario ganan valor con el tiempo.

Bueno, me encantará abrir el melón del chocolate y el lujo especialmente en esta época en la que cada tonelada de cacao deja sin cashflow a las pequeñas empresas de chocolate, que además deben lidiar con la volatibilidad de los precios. Entonces ¿por qué no comenzar a usar más estrategias de las grandes marcas de lujo? La primera que aplicaría yo es jugar a la espectacularidad. ¿Por qué tener una vitrina con bombones si podemos tener una escultura?

 

Yo amo imprimirle lujo a mis catas de chocolates para empresas y muy especialmente a mis propuesta de regalos corporativos, ahora estoy centrada en la colaboración con chef y pasteleros, así que mejor que una onza de chocolate ¿por qué no una mousse, un helado o un húmedo brownie?

Mis catas de chocolate también las puedo hacer online así que da igual donde estés seguro podemos organizar algo muy especial, pero si se te ocurre algo diferente en lo que creas que te pueda ayudar: aquí tienes mi whatsaap

Y pues si sólo quieres hablar de chocolate o de lo que sea cuenta conmigo

PD: Les dejo este enlace de la entrevista que me hicieron en El Hormiguero, me divertí muchísimo y conocí a mi ídol (que no es Pablo Motos) sino el periodsta Carlos Ansina. Lo mejor es que hice una cata de chocolates de manera espontánea en el camerino, así que un día más en el que me ha tocado pellizcarme para saber que no estoy soñando 🙂

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