El sábado 23 de Noviembre se celebró el Primer Encuentro de emprendedoras en Chocolate. Seis mujeres vinculadas a la industria chocolatera contaron su proceso de emprendimiento en España y en América Latina. El Centro de Innovación Gastronómica de Madrid fue el lugar escogido por el Salón Internacional de Chocolate de Madrid, institución organizadora, para la celebración de esta iniciativa que espera dar respuestas a las necesidades de este colectivo dentro de la industria. El emprendimiento femenino crece en todos los países, no está vinculado directamente con el desarrollo económico de ahí que esté surgiendo especialmente en países en vía de desarrollo. España tiene una de las tasas más altas de mujeres emprendedoras, no obstante, siguen teniendo dificultades para desarrollar negocios a largo plazo y sobretodo, para crecer. España además se nutre de los negocios instalados por extranjeras.

Pero si bien en la industria del chocolate la mujer está muy presente, en España la legislación con relación a lo que deben cumplir las Pymes resulta no sólo engorrosa sino en algunos casos confusa y hasta puede cambiar de una comunidad autónoma a otra. La permisología del local suele ser de las dificultades que toman más tiempo y dinero. Asimismo, las pequeñas empresas de chocolate necesitan adquirir en poco tiempo una serie de conocimientos nuevos que van desde los empaques hasta la administración, la comunicación (con énfasis en redes sociales) que se suman a los más claves: los aspectos legales y financieros. Sobre todos estos asuntos 6 emprendedoras en chocolates discutieron en este encuentro que busca ser el foro de referencia para que las emprendedoras no sólo expongan y reflexionen sobre su situación sino también que sea un punto de encuentro donde esté servida el netowroking y la colaboración. 

  1. El emprendimiento femenino esta presente en muchas culturas pero carece de reconocimiento. Las mujeres inmigrantes en España en algunos casos han visto el emprendimiento a pequeña escala en sus regiones y buscan replicarlo. Este es el caso de Elizabeth Vázquez, chocolatera mexicana en España contó que en su entorno siempre vio a la mujer dedicada a pequeñas empresas, fundamentalmente en el ámbito de la gastronomía. Su experiencia en Madrid, después de pasar por restaurantes de alta cocina, se centra en el desarrollo de su propia marca de bombonera fina basada en sabores mexicanos. Si bien está consciente de que se dedica a una parte del chocolate bastante poco apreciada, reconoce que ha tenido una respuesta positiva de su trabajo. Su presentación oficial como una más de las emprendedoras en chocolate, fue durante el pasado Salón Internacional del Chocolate de Madrid y comentó que se encontró con un público que si quería saber más de sus preparaciones, que escuchaba atentamente el sabor del par de colecciones de bombones que vendió. Vázquez entiende que existe una barrera en cuanto al precio pero está convencida de que hay factores a su favor: hay poca bombonera de autor y es la única mexicana trabajando con chocolate en España. Destacó además que justamente comienza a reconocer la importancia del «autoreconomiento» pues el cliente lo agradece. Vázquez entonces enumeró alguno de sus más recientes logros: es la única que trabaja con cobertura hecha en España con cacao mexicano. Las casualidades han hecho que cacao de La Finca La Rioja de Chiapas se transforme en La Rioja, al norte de España, por el chocolatero Juan Ángel Pellejero especialmente para que su marca pueda tener una historia que contar alrededor de sus orígenes.

2. España tiene una tasa alta de emprendedoras en chocolate y ahora cuenta con nuevas incorporaciones en el «bean to bar». Victoria de la Torre, artífice de la web: www.clubdelchocolate.com, reconoció que la mujer siempre ha sido parte activa de la industria chocolatera en España. Lo que responde a la dinámica del chocolate mundial pues recalcó que desde el campo hasta la producción, la venta y la distribución y hasta la mayoría de «las periodistas de chocolate son mujeres».  Esta experta en la venta de chocolate fino de forma online enumeró alguna de estas mujeres especialmente la que recién se incorpora específicamente al chocolate hecho a pequeña escala. Torres enumeró a Juana Rojas, la creativa de la primera barca de «bean to bar» en España: Utopick, pasando por Mary Lozada de la distribuidora de chocolates Primos de Origen, Lúa Ríos de la chocolatería vegana Bombón de Madrid, hasta las nuevas «diseñadoras de chocolate» como Raquel González Seiten de Kaitxo, Maite Sánchez de MayChoco en Málaga y Yolanda Rodríguez de Ixora Chocolate. Victoria comentó que es la presidenta de la Asociación de Chocolate Bean to Bar de Tueste Artesano en España, con la que se busca crear un sello oficial que garantice que se trata de chocolates hechos a partir del grano. Adelantó que pronto se abrirá la posibilidad de hacerse socios y que en el futuro lo buscan es convencer al consumidor de que hay chocolates de alta calidad hechos de manera artesanal y que por lo tanto, tienen un variación en cuanto al precio. Destacó que busca que algún día junto a la botella de vino que se suele llevar cuando se va a cenar en la casa de los amigos también se lleve chocolate fino. De la misma manera, busca que en la alta restauración también este producto tenga un lugar.

Emprendedoras en chocolate: colaboración, promoción y comunicación

3. Una de las grandes dificultades del emprendimiento femenino es la tendencia a no delegar. Clara Vivancos de la pastelería Bokoko, de la Calle León del barrio de Las Letras en Madrid, contó que su vínculo con el chocolate lo considera «vocacional». De ahí que si bien haya estudiado empresariales, su camino profesional siempre se ha enfocado en la pastelería y la chocolatería. De lo más complejo de su reciente apertura (lleva apenas dos años de andadura) es conseguir que el personal respete algunos de los principios de su empresa: pastelería baja en azúcar. De ahí que aún sigue llevando buena parte de las funciones de su pastelería. Desde la producción diaria de su bollería «los croissant nos llevan tres días de trabajo», hasta la atención del público y el desarrollo y mejoramiento de las recetas las lleva ella. Ha estado casi dos años desarrollando su receta de mini brownies «hoy es nuestro producto más vendido». Esto le supone jornadas diarias de más de 10 horas. Esta tendencia con las que la mayoría de las asistentes se vio reflejada invitó a una reflexión sobre el emprendimiento: hay que delegar aunque sepamos que al principio habrá fallos. Asimismo, coincidieron en que para crecer hay que dejar la producción en manos de otros, bien entrenados, para salir a «vender» y «promocionar» los negocios.

4. El campo de cacao está lleno de mujeres emprendedoras pero necesitan ayudas y motivación. Nicole Martinetti, tercera generación de cacaoteros ecuatorianos contó que se convirtió en la primera de su familia que además de dedicarse al cacao, también produce chocolate. Su premisa fue hacer chocolate no a partir del cacao comodity que exportaba su familia sino con grano «fino» de variedades genéticas ancestrales. La búsqueda del «cacao arriba nacional» la obligó a entrar en el campo y fue cuando se topó con muchas mujeres que necesitaban que su cacao tuviera ventajas en el mercado. De esta manera, comenzó su proyecto de mujeres cacaoteras dirigido a mejorar los procesos como la fermentación y el secado que se traducen en un mejor sabor en el chocolate. La mejora de estas fases hace que estas cosechas consigan un mejor precio en el mercado. Si bien aún trabaja con pequeños lotes de cacao, confía en que sus alianzas con productores de chocolate «bean to bar» en España, le harán no sólo conseguir aumentar esa cifra sino también motivar aún más a las mujeres del campo. Nikoa, la marca que convirtió a Nicole en una de las emprendedoras del chocolate, se elabora con el cacao de una sola finca en la provincia de Los Ríos y se ha ganado una medalla de bronce en los International Chocolate Awards. Sus chocolates se vendieron en el Salón Internacional del Chocolate de Madrid junto a una línea de subproductos como «pulpa fresca», manteca, harina de cacao y cobertura para chocolateros.

5. La visibilidad de los logros femeninos debe normalizarse. Teresa Ricart no es sólo una más de las decenas de emprendedoras en chocolate sino que además, representa a la tercera generación de chocolateros valencianos. Trufas Martínez es el emprendimiento de su abuelo que ella con 25 años y después de dejar su trabajo como corredora de seguros decidió comandar. Más de dos décadas después ha conseguido duplicar la plantilla (son 12 trabajadores) y construir un segundo obrador. Además, de los logros más importantes que se animó a compartir Ricar es el seguir fiel a la esencia de los valores del negocio: «Hay recetas que no las he cambiado en absoluto». También reconoció la necesidad de comunicar más las diferentes líneas de su negocio que le hace justicia a su nombre pero no sólo producen «trufas». Si bien es un negocio basado enteramente en el chocolate la gama comprende desde los bombones, tabletas y sus famosos «cubanitos» uno de sus bestsellers. Este barquillo relleno de praliné y cubierto de chocolate es otro de sus emblemas. Pero si bien esta marca es tan tradicional como innovadora pues tienen una línea de chocolate «salado» con pimiento de la vera y orégano lo más nuevo es su línea «bean to bar».

6. El emprendimiento femenino no debe contemplar solamente el autofinanciamiento. La mayorías de las emprendedoras en chocolate aplican lo que se conoce como Bootstrapping o comenzar su negocio con sus propios recursos (ahorros o préstanos familiares). Annelie Geimer,artífice de Sensaciones de Chocolate contó su proceso de construir una empresa hasta el «traspaso» entero de su negocio a nuevos dueños. Asimismo, reconoció las dificultades con relación a la legislación especialmente para la instalación de su obrador. Geimer contó que durante todo el proceso contó con el apoyo de su esposo y sus padres, asumió muchas de las funciones de su empresa. Desde la producción hasta las ventas de Sensaciones de Chocolate corrieron a cargo de Annelie quien entre las mayores dificultades estuvieron el hackeo de su página web y de los logros más relevantes: hacer con un premio de los International Chocolate Awards. Geimer contó que la asociación con otros emprendedores fue uno de las iniciativas más positivas que recuerda. Enumeró la colaboración que hizo con Lorusso, marca almeriense de confituras y aceite de oliva cuya unión derivó no sólo en la creación de unos bombones con estos productos sino también compartir la cartera de clientes. En cuanto al financiamiento reconoció el «miedo» que suelen sentir la mayoría de las emprendedoras del mundo para solicitar créditos al banco. Asimismo, lo de no delegar pudo haber sido uno de los puntos para que un día sintiera que no podía seguir. Por fortuna, otra emprendedora lleva ahora la empresa quien comparte las funciones con un socio. Maya Brofenmayer quien tomó el testigo de este empresa, también presente en el encuentro, reconoció que tanto la producción como la relación con los clientes puede superar en algunos momentos como la navidad la capacidad con la que se cuenta, con lo cual invitó en ocasiones buscar apoyo en familiares y amigos.