por Helen López | Oct 20, 2017 | Sin categorizar
10 razones para comer buen chocolate
- El chocolate es el único alimento que nos hace felices (por la cantidad de sustancias químicas contenidas en el cacao) la vida es bastante complicada ¿por qué no usar un alimento que nos ayuda a llevarla mejor?
- El chocolate no tiene una mejor hora para comerlo, es un «alimento» que puedes comer a cualquier hora del día.
- El chocolate bueno es eco sostenible, no arrasa bosques, ni destruye comunidades y es bajo en la emisión de C02 al ambiente, te invito a que leas mi post sobre el chocolate y la ecología.
- El buen chocolate nos permite completar y sobre todo alegrar un desayuno, comida, merienda o cena.
- El chocolate fino suele estar hecho por apasionados de este alimento no por corporaciones gigantes, aquí te cuento quienes son mis chocolateros favoritos.
- El chocolate es un alimento que puede comer personas de todas las edades.
- El buen chocolate no está hecho por personas (especialmente niños) que hayan sido esclavizados, si quieres ampliar esto te invito a que leas mi artículo de chocolate y esclavitud.
- El buen chocolate envuelve cultura, que podemos compartir y que será un excelente tema de conversación.
- Comer buen chocolate asegura que las empresas que lo fabrican serán rentables y tendremos cada vez mejores chocolates en el supermercado.
- El buen chocolate lo puede comprar por Internet y aquí te recomienda mis webs favoritas para hacerlo.
por Helen López | Oct 20, 2017 | Sin categorizar
El buen vino y el buen chocolate parecen hermanos
- Respeto a la tierra, en el vino hablamos de «terroir» para referirnos a una zona concreta en la que se cultiva la uva, ese mismo término lo podemos aplicar al cacao pues las condiciones de la tierra en la que se cultiva es fundamental en cuanto a su sabor.
- Respeto a los procesos de postcosecha. Al igual que el vino, en el caso del chocolate fino los procesos posteriores a la recolección del grano, son claves para la obtención del mejor sabor.
- Respeto al proceso de la fermentación, un cacao que haya sido correctamente fermentado se traduce en un chocolate increíble.
- Estacionalidad: al igual que el vino el buen chocolate trabaja por cosechas, es decir, se asume que cada cosecha dará un fruto que dará sabores diferentes a nuestro producto final.
- Los fenómenos climatológicos afectan la producción. En ningún caso se comprará frutos de otros países para «completar la producción».
- El sabor es relevante en el producto final.
- Se evitan los saborizantes artificiales: se trata de sacar el mayor provecho de cada cosecha.
- El envase cuenta la historia de su producción, de cómo han conseguido la materia prima, de cómo la consintieron y en algunos casos hasta la firma del “autor”.
- El envase nos regala algunas «notas de cata» en el caso del vino nos da frases como: y en el caso del chocolate: pues tener notas de frutas deshidratadas, almendras, avellanas, castañas y hasta café.
- Algunos buenos chocolates pueden envejecer dignamente, solo basta volver a fundirlos y despiertan sabores deliciosos.
Si te interesa conocer más del mundo del chocolate y una cata de vinos ya es un experiencia cumplida, te invito a una experiencia en Madrid con la Cata de chocolates en mi tienda.
En esta cata de chocolates en Madrid degustamos una decena de chocolates pasando por las variedades más famosas como el Chocolate Blanco, el Chocolate con leche hasta centrarnos en los chocolate oscuros con altos porcentajes de cacao desde el 70% de cacao hasta algunos por encima del 80 por ciento.
También probaremos algunos chocolates ganadores de los más prestigiosos premios mundiales. En esta cata de chocolate en Madrid del tendremos ocasión de hablar de la actualidad del chocolate y de la revolución que está viviendo este alimento. Puedes comprar tu asistencia visitando mi Tienda.
por Helen López | Oct 20, 2017 | Sin categorizar
20 diferencias entre el chocolate bueno y el chocolate malo
- El precio: una manera sencilla de saber si está ante un buen chocolate es cuánto pagas por él. Una barra que cueste poco puede tener de todo menos buen cacao y lo peor la empresa debe tener unas prácticas labores bastante cuestionadas.
- Lo que dice la etiqueta: los buenos chocolates suelen tener como ingredientes únicos «masa de cacao o licor de cacao, azúcar y manteca de cacao».
- Los malos chocolates suelen tener «vainillina» en lugar de vainilla
- Los buenos chocolates tienen «cacao de orígenes» únicos, por ejemplo un país: Ecuador, Madagascar, Perú los mejores suelen decirnos de una región específica de estos países, por ejemplo «Piura», «Esmeraldas», «Río Caribe».
- Los malos chocolates tienen menos de 25 por ciento de «materia proveniente de cacao».
- Los buenos chocolates los encuentras en tiendas especializadas, en El área gourmet de algunas tiendas por departamento, en clubes de chocolate en Internet y de mano de buenos amigos que viajan por el mundo y se acuerdan de ti.
- Los malos chocolates suelen estar muy cerca de la caja registradora de los supermercados.
- Los buenos chocolates tienen empaques artesanales, la mayoría se empacan a mano.
- Los malos chocolates suelen ser marcas de conglomerados empresariales que lo mismo te venden jabón para lavar la ropa que alimentos.
- Los buenos chocolate llevan sólo manteca de cacao: los mejores usan manteca no desodorizada que mantiene los olores del cacao.
- Los malos chocolates llevan otras grasas como manteca de palma, gradada hidrogenadas y …
- Los buenos chocolates no han sometido al cacao al proceso holandés: que lo alcaliniza lo cual le resta sabor y valor nutricional.
- Los malos chocolates no pueden garantizar que en su fabricación no ha habido niños explotados.
- Los buenos chocolates son respetuosos con el medio ambiente.
- Los buenos chocolates buscan mejorar la calidad de vida de los productores de cacao.
- Los buenos chocolates tienen sabores intensos a miel, uvas pasas, melocotón, frutos secos, le «reportan» a nuestro cerebro decenas de sensaciones.
- Los malos chocolates saben a una sola cosa: una masa muy dulce.
- Los malos chocolates con leche: nos saben a dulce de leche de mala calidad.
- Los buenos chocolates son atractivos antes de abrirlos.
- Los malos chocolates ni si quiera se pueden llamar chocolates.
- Los buenos chocolates en ocasiones te incluyen «las notas de cata».
- Los malos chocolates siempre saben igual.
por Helen López | Oct 20, 2017 | Recetas, Sin categorizar
Chocolate Caliente como se toma en México
Receta de Elizabeth Vázquez, chocolatera mexicana residenciada en Madrid.
Para 4 porciones
- 4 tazas de leche o agua
- 150 gramos de chocolate mexicano (contiene azúcar, almendras, canela y algunos son especiados)
Preparación:
- Verter en una olla (si es de barro mejor) la mitad de la leche o agua.
- Calentar y esperar al primer hervor para agregar el chocolate en trocitos.
- A temperatura baja, esperar a que se disuelva el chocolate y espese un poco la preparación.
- Agregar el resto de la leche o agua, esperar a que hierva y espumar con el molinillo hasta obtener bastante espuma. Servir inmediatamente.
Un punto importante es el recipiente donde se sirve el chocolate, en México son cuencos, jícaras o tazas grandes, eso ayuda a mantener la espuma y poder mojar el pan.
Si no encuentras el chocolate mexicano ya listo, puedes hacer la siguiente mezcla:
- 100 gramos de cobertura de chocolate al 70 %
- 50 gramos de azúcar refinada
- 20 gramos de almendra en polvo tostada
- Una ramita de canela.
Hay quienes agregan desde cardamomo, nueces pecanas en lugar de almendras o incluso un poco de chile.
El sabor del chocolate mexicano se caracteriza también por el poco refinamiento del cacao con el azúcar y su elaboración artesanal. Cada vez es más fácil encontrar en España productos mexicanos, así que lánzate a la aventura.

por Helen López | Oct 18, 2017 | Sin categorizar

¿Cómo maridar chocolates con ron?
El ron se ha usado habitualmente en la bombonería, es común, aunque cada vez menos encontrar bombones con rellenos alcohólicos y normalmente el ron y los licores del tipo de cereza están aún presentes. La bombonería belga tiene en estos rellenos líquidos un referente. Supongo a que de alguna manera le debemos a este precedente el que el maridaje de chocolate con ron nos parezca tan «natural». Es ciertamente un matrimonio bastante bien avenido, en mis catas de chocolate y ron resultan muy satisfactorias porque siempre uso rones complejos y chocolates de altísima calidad que creo que es la única vía. Además los rones que llevo no necesitan más que servirse: ni hielo ni limón ni nada y lo mejor es que pueden servirse a temperatura ambiente. El ron suele ser tan intenso en grados alcohólicos que parece preparar el paladar para disfrutar de los chocolates, así mismo, creo que se complementan en los toques de miel, panela, azúcar moreno, madera, tabaco y frutos secos. El final de una cena es ideal con este maridaje.
El ron y el chocolate, de alguna manera comparten un mismo origen, la caña de azúcar y el cacao se cultivan en regiones con climas tropicales por cierto siempre me ha resultado curioso que España, es el único país europeo productor de caña de azúcar, dado que tiene zonas con climas bastantes calurosos al sur del país. Por eso es posible hacer catas de chocolates y rones con el mismo origen, no obstante, no en todos los rones la caña se cultiva en el mismo sitio en la que se destila. Un caso emblemático: en Canarias se produce mucho ron pero la materia prima no siempre es de ese lugar.
El ron y el chocolate han avanzado mucho en cuanto a sus variedades cada vez más complejas, de hecho, hasta el mismo chocolate blanco y el ron blanco han saltado de sus categorías. Por ejemplo, el ron blanco que anteriormente se consideraba sólo en su variedad “barata”, pues el que encontramos más fácilmente es el que no madura en barricas. Ahora tenemos algunos del tipo “premium” que si han madurado y a los cuales se les extrae el color gracias a filtros de carbón. Este ron, especialmente los de orígenes venezolano, siguen teniendo sabores de coco, de café, de frutas tropicales. Yo recomiendo combinar el ron blanco premium con algún chocolate blanco de altísima calidad, es posible que la grasa y el dulzor del chocolate a rato resulte muy elevada pero el experimento es divertido. Es como hacer una “crema de ron” en la boca.
Para los rones de mezclas con al menos 8 años de maduración recomiendo los chocolates con leche, de hecho, si pueden ser con nibs de cacao mejor o si es posible apostar por algún “dark milk” la leche será clave para que se desarrollen sabores que están en estos rones como frutos secos de pulpa como las ciruelas, los orejones o a las uvas pasas. La vainilla de algunos chocolates, si bien para los puristas se considera una perturbación en el caso de la cata de ron y chocolate resulta un agradable acompañamiento, de hecho, sirve para guiar al olfato para encontrar la vainilla presente en el ron. Con el chocolate blanco y el chocolate con leche en algunos casos la sensación “empalagosa” se complementa con la dureza del alcohol del ron.
Y ya cuando tengamos a la mano un ron más complejo pues podemos buscar un chocolate sin leche, un chocolate con un porcentaje mínimo de 70 por ciento de cacao y comenzar a disfrutarlo poco a poco. Los rones premium suelen considerarse un “arquetipo” viviente, una “quintaesencia” aromática y son los que responden mejor a su terroir. Es esa complejidad la que nos permite identificar notas a tabaco, a café, a cuero, a frutos secos de pulpa, a la misma melaza que con un buen chocolate se potencian es posible incluso una coincidencia de esos mismos aromas. En ocasiones me he aventurado a hacer cócteles con chocolate, siguiendo el esquema de “punch” derritiendo chocolates más fruta tropical tipo maracuyá y un poco de ron. Así mismo, las famosas “cremas” como la de orujo puede tener su versión con ron, crema y chocolate.
por Helen López | Oct 18, 2017 | Eventos, Sin categorizar

¡La vuelta al mundo en 8 chocolates!
Así se llamó mi primera cata de chocolates en Madrid. Desde siempre me enganchó la idea de que podamos recorrer el mundo a través de nuestro paladar y nada mejor que con cuadritos de chocolates. Cuando comencé a hacer catas de chocolate me gustaba incluir países que no fuesen los más famosos, por ejemplo huía de Bélgica y Suiza, porque quería jugar siempre a la sorpresa y a romper esquemas y creencias. Esto me hizo una «cazadora de chocolates», buscaba en tiendas gourmet alrededor del mundo y por supuesto me aprovechaba de los amigos que viajaban para que o bien indagaran en tiendas o supermercados o para que simplemente me trajeran pedidos que hacía poniéndome en contacto directamente con los chocolateros a quienes en gran medida le parecía «fascinante» que sus chocolates viajarán a otras ciudades para ser degustados. Les daba mucha curiosidad lo que opinaran los madrileños de sus chocolates y lo veían como una posibilidad de conquistar lentamente un mercado.
Luego comencé a ir a las ferias mundiales de chocolate y allí me convertí en una compradora habitual de marcas que de otra manera era imposible tenerlas en Madrid. Así fue como comencé lo que yo llamé «la vuelta al mundo en ocho chocolates» y tuve el honor de llevarlo desde Venezuela a Colombia luego a Ecuador y Perú para saltar luego a Lituania, Hungría e Islandia para aterrizar en España, país anfitrión. Así me obligué a buscar chocolates en países que estaban «surgiendo» en el mundo del chocolate fino o gourmet. Cada chocolate tiene una historia que contar, por ejemplo en el caso de los chocolates de Venezuela son hechos con cacao de ese país, un productor muy antiguo de cacao y chocolate.
El caso de Colombia es muy llamativo porque comenzó a explotar su cacao hace poco y no sólo tiene unos chocolates finos maravillosos sino que además se ha convertido en un productor de «coberturas» que pudieran competir con las grandes marcas dominantes. Ecuador es el cuarto exportador de cacao del mundo, no obstante hay que investigar para dar con sus los chocolateros más interesantes, lo mismo ocurre con Perú aunque es curioso que este país si goza de muchos emprendedores que defienden que no se «homogenice» los sabores de sus chocolates.
También he descubierto cómo lugares que nos suena tan recónditos como Islandia se colocan en el firmamento del chocolate fino con un discurso «sostenible» y con unos empaques preciosos. Así mismo me ocurrió con Lituania, un país que ahora me cuesta no vincular con chocolate dado que es de las pocas referencias que tengo, lo mismo me pasó con Hungría. Vietnam, Madagascar, Filipinas han tenido su lugar en mis catas bien como países productores de chocolates o porque son el origen del cacao de alguna marca de chocolate fino. Ahora, confieso que me gusta buscar «países emergentes» como La India o Chile porque la idea con mis catas de chocolate en Madrid es que nos den excusas para hablar de cómo el chocolate «hace que el mundo parezca más pequeño».